lunes, 24 de julio de 2017

El sacramento de los libros

Ilustración de Peter Kladyk.

Miles de libros por leer. Miles de libros que atesoran asombros y pasmos, maravillas y espasmos, los palacios de los diamantes, los rutilantes palacios del cristal y las mariposas, las verdades como cuchillos del hielo, los laberintos de las rosas y los detectives y los cadáveres que hay que tomárselos con calma, los recovecos de insospechadas historias que del agobio del vivir alivian el alma, las historias del vino y las rosas, los cantos épicos igual que murallas, las libélulas igual que poemas descarriados, las maravillas del mundo lo mismo que un celeste vuelo profundo, las maravillas científicas lo mismo que ojos de lince deslumbrantemente canallas, los encantos de las morrallas, la magia de los héroes y los cantos, los calambres, los espantos, los paisajes de los dolores y las hambres a lo alto y ancho del mundo, las banderas de la solidaridad, los huesos de torvo el chorvo, los tuétanos de los huesos, los tuétanos de los besos, las cenizas de otros besos que fueron y no son, el mundo a la pata la llana, las islas, las fontanas, las cordilleras de las nieves, los laberintos de las matemáticas como los jueves a la mitad de la semana, los misterios de la palangana, los amores de la pasión lo mismo que bólidos, los tratados muy espesos y sólidos, los recovecos del alma, los recovecos de las filosofías, los fantasmas que nos acechan lo mismo que quien cosecha los racimos de los espantos, la vida de los asesinos, la celeste vida de los santos, y hacia donde ruedan las ilusiones cuando ruedan y no vuelven jamás. Todo el sacramento de los universos y los mundos en el sacramento de los libros, y aquí fugazmente dicho a río revuelto. O dicho al grano: la calidad de la vida, y valga el abismo de la fraseología del momento. Desde luego, la calidad de vida no está en la cantidad de vida. Pero sí al menos está en la cantidad de libros. Una buena biblioteca bien leída es cantidad de libros, y es calidad de vida.

El sacramento de los libros
Miguel Romero Esteo

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